Convento de la Inmaculada Concepción

El Convento de la Concepción de Épila, fundado en 1623 por los Condes de Aranda, es un edificio destacado por su historia y arquitectura.
En su fachada principal se encuentra una notable águila bicéfala que representa a los Austrias, y se distingue por tener dos puertas idénticas, simbolizando la unión del poder civil y religioso.

Dentro del convento se encuentra una representación mudéjar única en Épila: las celosías de las ventanas del piso superior, hechas de ladrillo y cada una con una composición diferente, permiten ver sin ser vistas, acorde con la clausura del convento. Hoy en día, el Convento alberga monjas de clausura de la orden de la Concepción. El edificio, de planta rectangular construido en ladrillo, destaca por su fachada sur, que cuenta con una doble portada gemela en piedra sillar de Calatorao. La fachada está coronada por una espadaña de ladrillo con un frontón curvo y una pequeña galería de arquillos doblados en la parte superior. Los vanos del edificio presentan celosías de yeso con motivos mudéjares, aunque muchas de ellas están cerradas en la actualidad. A pesar de la huella del tiempo, el Convento de la Concepción de Épila sigue siendo un impresionante testimonio de la historia y la arquitectura de la región.

Parroquia de Santa Maria la Mayor

La iglesia de Santa María la Mayor es una monumental construcción de estilo barroco clasicista.
Destaca por su compleja planta con cabecera recta y profunda, dos sacristías, capillas laterales, crucero, tres naves y dos torres. La cabecera cuenta con un presbiterio de tres tramos cubiertos por bóvedas de lunetos y dos capillas cuadradas con cúpulas ciegas. Los brazos del crucero tienen bóvedas de lunetos y una cúpula central sobre tambor cilíndrico. Las tres naves están subdivididas en tres tramos con pilares cruciformes y pilastras estriadas.

El interior del templo está decorado con impresionantes pinturas murales del siglo XVIII, realizadas por Mariano Ponzano y Fray Manuel Bayeu. La iluminación se logra a través de óculos decorados. En una de las capillas laterales se encuentra un sarcófago del siglo XV con los restos de Lope Ximénez de Urrea. Las obras de la iglesia comenzaron en 1722 y se llevaron a cabo bajo la dirección del arquitecto Agustín Sanz, seguidor de Ventura Rodríguez y responsable de darle su estilo característico.

Palacio del Conde de Aranda

Desde finales del siglo XIV hasta 1811, Épila fue la residencia principal de una de las casas nobiliarias más destacadas de Aragón, los Ximénez de Urrea, conocidos por el título condal de Aranda que obtuvieron en 1488. El palacio que fue su residencia constituye uno de los conjuntos de arquitectura civil más impresionantes de la Comunidad Autónoma.

A lo largo de los siglos, ha experimentado numerosas reformas y ampliaciones, lo que ha dado lugar a una gran variedad de elementos de alta calidad artística. Además, sus dimensiones hacen que sea uno de los complejos monumentales más interesantes de la arquitectura civil aragonesa. Es probable que el palacio reemplace a un castillo de origen islámico que se encontraba en la cima de una colina que domina el pueblo y que hoy en día apenas tiene restos.

El terreno inclinado sobre el que se construyó el palacio hace que sus dos fachadas, construidas en el siglo XVIII, tengan una diferencia significativa de altura. Frente a la iglesia parroquial se encuentra la fachada superior, que cuenta con una portada principal entre pilastras dóricas con sillería de Calatorao y rematada con un frontón partido. En el centro, se encuentra un corazón y una mano sosteniendo el extremo de una cartela que dice: «VIDETE QVIA NON SOLI MIHI LABORAVI» (Mirad que no solo trabajé para mí). Encima de ella hay una corona. Otra cartela inferior dice: «LOGRA BIEN LA INTENCION PIA / QVIEN PARA DIOS OBRA CASAS / PVES SVS PREMIOS SON SIN TASA / EXEMPLO DESTO ES LA MIA».

Su fachada principal, que mira hacia la antigua zona de huerta-jardín, se considera una de las más impresionantes protobarrocas de la arquitectura civil aragonesa, tanto por su diseño como por su calidad arquitectónica y su gran monumentalidad. Está construida con mampostería entre machones e impostas de ladrillo, sobre un zócalo de piedra sillar, y consta de tres alturas separadas por cornisas horizontales. En la zona cercana al Convento de la Concepción, hay un cuerpo de estilo renacentista rematado con una galería de arcos de medio punto. El palacio está conectado a la iglesia del convento mediante un pasadizo cerrado con un doble arco.

La entrada de la fachada este da acceso a un amplio vestíbulo desde el cual parte un pasillo que conduce directamente al gran Salón Principal, también conocido como Salón de Aparato. Este salón es el más grande de toda la arquitectura palaciega aragonesa. En uno de los lados cortos del salón, se encuentra una espectacular chimenea protobarroca rematada con un frontón partido decorado con volutas y el escudo de armas de los V Condes de Aranda, Antonio Ximénez de Urrea y Luisa de Padilla y Manrique.

Sin duda, el elemento más interesante de este salón es su impresionante y espléndido artesonado, que es uno de los más grandes y estructuralmente más complejos de la carpintería mudéjar aragonesa. Una obra única y excepcional dentro del mudéjar aragonés debido a su compleja estructura y diseño.

En 1998, coincidiendo con el bicentenario de la muerte del último Conde de Aranda, la Duquesa de Alba, heredera del palacio, lo cedió al Ayuntamiento de Épila para evitar el costoso y obligatorio proceso de restauración que requería el edificio como Bien de Interés Cultural. 

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